miércoles, 2 de febrero de 2011

La práctica

Durante mucho tiempo, principalmente en mi adolescencia, he sostenido que bajo ningún punto de vista iba a casarme algún día, sin haber convivido primero.

Las convicciones cambian, supongo... No hace falta que aclare que evidentemente, eso no va a ser así...

Sin embargo, el periodo vacacional suele servir para practicar una convivencia que el noviazgo no otorga. Es así, como en estos momento me encuentro gozando del tan ansiado descanso laboral y en miras de dos semanas con mi novio, en una casa grande y solitaria. Sólo nos acompaña el gato, Huevo (sí, así se llama).

Hoy, es el día 3. Vale aclarar que sé y soy conciente que el caracter de las personas durante las vacaciones es diferente al de "la vida real". Con eso en claro, veo objetivamente esta especie de Gran Hermano de la relación.

Por ahora, vamos bien. Es bueno reconocer que uno puede ceder muchas más cosas de las que imaginaba, así como esperar otras...
Ayer me sensibilicé por una milanesa. Sí, señor. La "chica que no cocina" se pasó gran parte de la tarde haciendo un kilo de milanesas (sacando hasta la más mínima grasa porque el novio no la tolera, machacándolas con instrumentos de cocina hasta ahora desconocidos).... Esto evidentemente sensibilizó mi autoestima y al no tener un automático "qué ricas milanesas", practicamente lloro (creo que era cansancio... cocinar me agota).

Sacando ese episodio, seguimos bien. Vaciamos y limpiamos la pileta, que todavía no utilizamos porque Febrero se vino fesquito. Este es la temperatura que adoro en verano cuando tengo que ir a trabajar... qué ironía.

La repartición de tareas viene bien. Aunque por momentos me miro en un espejo de Susanita que no me agrada tanto... Pero hay muchas cosas que realmente prefiero hacerlas yo... para variar... (hoy me trajo el desayuno a la cama).

En resumen... a tres días del simulacro de convivencia, no podría estar pasándola mejor... Voy a tratar de recordar no olvidarme que estamos de vacaciones...

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